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¿Cómo te imaginas que será el trabajo del futuro? Tips para prepararte frente a lo inevitable…

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¿Se ha preguntado Ud cómo será el trabajo del futuro? ¿Cómo se están rediseñando las tareas en las organizaciones para hacer más productivos los trabajos que en ellas se realizan?... En un mundo cada vez más horizontal y globalizado, donde las tareas se independizan de los trabajos, estos últimos se independizan de las empresas, y éstas se transforman en plataformas que contratan el talento que realiza las tareas, ¿cuál es entonces, el futuro del trabajo?

En esta entrega, queremos compartir con Uds una inquietante visión sobre los impactos que la tecnología digital ya está teniendo sobre la forma de concebir el trabajo dentro y fuera de las empresas: una reciente publicación de Deloitte Insights (Abril 2019), What is the future of work: Redefining work, workforces and workplaces, nos presenta formas nuevas de entender lo que antes era el trabajo cotidiano, los modos de reorganizar tareas y responsabilidades, así como las vías de acceder a los talentos requeridos para competir eficazmente, anticipándose y preparándose simultáneamente para el cambio acelerado de nuestro tiempo.  Como lo indica el título del artículo, todo comienza por definir y entender tres dimensiones comunes a cualquier organización, cuales son: trabajo, fuerza laboral y centros de trabajo.  Veamos qué sucede en cada una.

Trabajo: ¿a qué se parecerá éste en el futuro?

Gracias al enfoque industrial que promueve la eficiencia en costos y tiempo, durante más de 200 años hemos entendido al trabajo como un conjunto de tareas relativamente repetitivas y especializadas, realizadas por grupos de individuos independientes entre sí, y cuyos resultados son ensamblados/organizados para entregar un producto final. La responsabilidad por dicho producto ya no recae en los individuos -tal como ocurría con el artesano, quien era responsable total del ciclo entero de producción de un bien desde su inicio hasta su entrega final- sino en el llamado proceso social del trabajo.  

Hoy en día, la revolución cognitiva/digital nos obliga a cambiar la forma en que concebimos al trabajo: somos testigos de una nueva especialización que puede asignar a las máquinas (físicas y/o virtuales) la ejecución de labores repetitivas y rutinarias -con mayor rapidez y precisión que lo humanamente posible- mientras que reserva al talento humano realizar actividades orientadas a solucionar problemas, manejar relaciones humanas, diseñar conceptos, interpretar y comunicar. Para dar viabilidad a esta nueva división del trabajo, es mandatorio empezar a capacitar al capital humano disponible, dotándole de herramientas y técnicas que le permitan   adquirir y dominar las destrezas y conocimientos necesarios para asumir esos nuevos roles y tareas; éstos redefinen la dimensión de lo que ya empieza a ser el trabajo relevante para el mercado actual, imantado por lo tecnológico… son los nuevos trabajos que requiere un mundo diferente.

Fuerza laboral: repensar los modelos de talento

La velocidad del cambio tecnológico no sólo ha envejecido prematuramente a la actual fuerza laboral y la ha hecho más diversa, sino que también ha alterado el contrato social entre empleadores y empleados, desplazando los antiguos “cargos” o posiciones funcionales por nuevas posiciones basadas en tareas específicas.  Las empresas de hoy disponen de una enorme variedad de opciones para contratar los talentos que requieren y alcanzar sus objetivos con más agilidad y flexibilidad, sin necesidad de atarse al modelo tradicional de emplear personal a tiempo completo, más rígido y costoso que las actuales modalidades de servicios compartidos, outsourcing, freelancers, trabajadores temporales y hasta crowdsourcing.

Como el manejo de todas estas opciones sobre base constante puede ser muy complejo, hay que mirar más allá del ciclo de vida del empleado, cuyo modelo tradicional (atraer, desarrollar, retener) es sustituido por otro que pueda responder con más efectividad a las necesidades organizacionales de acceder, cuidar y comprometer al talento existente (tanto dentro de la empresa como en un amplísimo ecosistema de talentos) proveyendo de excelentes sistemas de soporte a empleados, equipos de trabajo y asociados; promoviendo experiencias  de trabajo que se integren en el flujo de sus trabajos, carreras y vidas personales; y proporcionando ideas que permitan a líderes y grupos mejorar su  productividad y su impacto a través de nuevas técnicas de trabajo y formación de equipos.

Centros de trabajo:  reimaginar donde el trabajo es realizado

Así como cambian el trabajo y la fuerza laboral, también lo hacen los centros de trabajo. Con el advenimiento de las comunicaciones digitales, las plataformas colaborativas, las tecnologías de realidad digital, y los cambios en la dinámica social y de mercado, la necesidad de encontrarse físicamente en un centro de trabajo para realizar un trabajo se ha reducido al mínimo y se han multiplicado las oportunidades para formar grupos remotos y/o distribuidos que tan solo dependen de interacciones virtuales.

En esta materia, el reto crucial de las empresas será desarrollar y fomentar una cultura que comprometa y vincule a la gente y los equipos de trabajo, cuyo contacto ha sido tremendamente virtualizado; en ausencia de la presencialidad que contribuía a vincular emocionalmente a los miembros de un grupo y convertirlos en comunidad, los valores e incentivos que más cohesión producen en tales ambientes se relacionan con la innovación y la capacidad de producir resultados positivos. Por ello, más allá de los obvios beneficios de ahorrar costos y mejorar la eficiencia, el objetivo de reimaginar el centro de trabajo debe orientarse a la creación de un ambiente que promueva las conexiones y el sentido de comunidad entre sus miembros, dadas la creciente virtualidad de estos centros y lo contingente de los trabajadores en su relación con la empresa.

La oportunidad: hacer más valioso y significativo el futuro del trabajo

Los tres elementos desarrollados hasta aquí (trabajo, fuerza laboral y centros de trabajo) están tan estrechamente relacionados que cualquier variación que se produzca en uno de ellos, puede afectar a empleados y empleadores en formas impensadas hasta entonces. La pregunta sobre el futuro del trabajo no tiene hoy una respuesta predecible: estamos frente a una encrucijada al intentar redefinir lo que significa trabajar, ser un empleador y qué nuevas vías pueden aportar valores y talentos a la organización…  

Será, finalmente, el sentido de propósito de la empresa lo que permita enfocar el futuro de la misma y del trabajo que realiza.  Clave será decidir acertadamente entre usar los avances tecnológicos para meramente reducir costos y ser más eficientes, o utilizar estas fuerzas de cambio para aumentar el valor y la relevancia de lo que hacemos tanto para el negocio, como para clientes y empleados por igual.

Como es frecuente en estos casos, el balance entre ambas opciones provee lo mejor de ambos extremos. Lo más recomendable para intentar alcanzar dicho equilibrio pasa por tres acciones posibles:

Emprender la tarea de activar a la fuerza laboral y usar la tecnología en formas que beneficien ampliamente a nuestras organizaciones y a la sociedad como un todo: he allí un deber empresarial de nuestros tiempos. Las oportunidades de moldear el futuro del trabajo están todas al alcance de sus manos.

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